Padre José Kentenich
Nuestra misión se hace concreta en la formación mariana de la mujer y la familia fundamentalmente en los siguientes ámbitos:
Fuimos fundadas para la Obra de Schoenstatt y a ella regalamos todas las fuerzas de nuestra vida. Colaboramos en la formación de dirigentes según la pedagogía de Schoenstatt. Principalmente, acompañamos a las ramas femeninas y a la Obra de familias del Movimiento de Schoenstatt.
Generamos en torno a los santuarios de Schoenstatt un ambiente que permita al peregrino vivir una experiencia de encuentro con Dios a través de María.
A través del trabajo en el Secretariado del Padre Kentenich y en la “Casa del Padre”, damos a conocer la vida y la obra de nuestro fundador a amplios círculos de la sociedad.
Nos inspiramos en el carisma de nuestro Padre y Fundador para llevar a cabo nuestra misión pedagógica y pastoral. A través de una educación de calidad en los niveles inicial, primario y secundario, buscamos formar personas íntegras, libres y generosas, siguiendo el ejemplo de María.
Nos profesionalizamos para servir de manera competente a la sociedad e inspirar una cultura con rostro humano que nos acerque a Dios.
Velamos por el cuidado integral de las personas, comprometidas con la vida y el servicio a la dignidad humana.
Contenemos, educamos e impulsamos a las mujeres y a las familias más vulnerables a ser protagonistas del cambio de sus vidas, en Alianza con María.
Viviendo solas o en comunidad, y llevando vestimenta uniforme o seglar, como laicas en medio del mundo, garantizamos la misión de evangelizar la cultura.
Colaboramos en la construcción del Reino de Dios a través de tareas internas: domésticas, administrativas, de liderazgo y en el cuidado de nuestras Hermanas enfermas y mayores. Estos servicios discretos nos consolidan como una verdadera familia.
La oración y el sacrificio son nuestras principales fuerzas de irradiación apostólica. Todas las Hermanas dedicamos parte de nuestro día a la oración, ofreciendo las cruces cotidianas por las intenciones de la Iglesia, del mundo y de la Obra de Schoenstatt. Algunas Hermanas se entregan exclusivamente a la oración, llevando una vida contemplativa. En particular, nuestras Hermanas mayores y enfermas enriquecen la labor de la comunidad a través de la adoración al Santísimo, el rezo del rosario y el ofrecimiento de sus sufrimientos físicos.